mardi 15 janvier 2008

Todo lo pongo en tus manos.

Padre, Dios Justo y bueno, mis pies caminan firmes en tus sendas. Me salvas con tu diestra de mis enemigos, me colmas de tu amor. Soy la niña de tus ojos que se refugia bajo la sombra de tus alas de los malvados que me atacan, y tú te encargas de ellos. Eres la justicia divina y por esa justicia contemplaré tu rostro cuando despierte ante ti.

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